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Desorden de ansiedad social - síntomas sociales del desorden de ansiedad, tratamiento, causa, prueba, medicación del desorden de ansiedad social






El desorden de ansiedad social o el Phobia social, es un desorden de ansiedad caracterizado por ansiedad abrumadora y timidez excesiva en situaciones sociales diarias. El phobia social se puede limitar a solamente un tipo de situación - tal como un miedo del discurso en situaciones formales o informales, o de comer o de beber delante de otros - o, en su forma más severa, puede ser tan amplio que una persona experimenta síntomas que están casi en caulquier momento alrededor de la gente.







¿Cuáles son los síntomas del desorden de ansiedad social?



Mucha gente con desorden de ansiedad social se siente que hay “algo mal,” pero no reconoce su sensación como muestra de la enfermedad. Los síntomas del desorden de ansiedad social incluyen:







Ansiedad intensa en situaciones sociales



Evitación de situaciones sociales



Síntomas físicos de la ansiedad, incluyendo la confusión, del corazón que golpea, de sudar, de sacudarir, de la ruborización, de la tensión del músculo, del malestar estomacal y de la diarrea



Los niños con este desorden pueden expresar su ansiedad gritando, aferrándose en un padre o lanzando una rabieta.







¿Cuáles son las causas del desorden de ansiedad social?



No hay causa sabida del desorden de ansiedad social, pero la investigación sugiere que los factores biológicos, psicologicos y ambientales eso puedan desempeñar un papel en su desarrollo.







Una teoría es que el desorden de ansiedad social se puede relacionar con un desequilibrio de un serotonin llamado químico que transporte señales entre las células del nervio en el cerebro. Interesante, éste es el mismo desequilibrio químico ligado a otros desórdenes del humor y de ansiedad.







Otra teoría es que el desorden de ansiedad social puede funcionar en familias-especial entre parientes cercanos como padres y sus niños. O puede provenir un acontecimiento social embarazoso en el pasado.







¿Cuáles son los diversos tipos de desorden de ansiedad social?



El desorden de ansiedad social del funcionamiento (o no-generalizado) afecta a individuos solamente cuando se están realizando delante de otros. Un ejemplo es ansiedad severa o evitación activa del discurso público.



El desorden de ansiedad social generalizado afecta a persona en muchas diversas situaciones sociales, de ir a un partido al discurso con su jefe. El tipo generalizado es el más común y estudiado lo más mejor posible.



El desorden de la personalidad de Avoidant es considerado por muchos especialistas de la ansiedad ser la forma más severa de ansiedad social. Empieza una edad temprana y es generalmente mucho más común en varones. Porque causa la debilitación severa en el funcionamiento social, estos individuos tienen pocos amigos y casan raramente. Afortunadamente, responden a las mismas medicaciones y tratamientos del comportamiento que ésa con desorden de ansiedad social generalizado.



¿Cuáles son los tratamientos del desorden de ansiedad social?



Los tratamientos eficaces para el phobia social están disponibles, y la investigación está rindiendo las nuevas, mejoradas terapias que pueden ayudar a la mayoría de la gente con phobia social y otros desórdenes de ansiedad conducen vidas productivas, satisfacientes.







La terapia de la medicación y la terapia de comportamiento han probado acertado en tratar desorden de ansiedad social. El tratamiento de la medicación incluye varias clases de las medicaciones que han demostrado para tener efectos marcado beneficiosos para muchos pacientes. La terapia de comportamiento también proporciona un método acertado para disminuir ansiedad y la evitación en las situaciones sociales que temen la mayoría. Muchos encuentran que una combinación de la medicación y de la terapia del comportamiento es la más eficaz. Tu clínico puede ayudarte a elegir la línea de conducta más apropiada.



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Fobia social, timidez, habilidades sociales Publicado por ansiedad social
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¿Qué es una fobia social?





Una fobia social es un tipo especial de miedo. Todos tenemos miedos a cosas como las serpientes venenosas, los perros rabiosos, las infecciones, los accidentes, aunque este miedo se traduce en un comportamiento de simple cautela frente a las situaciones de peligro y además el miedo AYUDA a estar alerta en la vida cotidiana en vez de INTERFERIR en ella de forma limitante y negativa.



Hablamos de fobias cuando la intensidad con la que experimentamos el miedo frente a los distintos peligros es:



injustificado por la objetividad del peligro



inoportuno (no lo sentimos en el momento apropiado)



desmesurado (sentimos más de lo que deberíamos)



interfiere nuestra vida normal de forma innecesaria, y nos reduce nuestra capacidad de acción y goce.



Aunque algunas fobias son muy conocidas, como el miedo irracional a coger el ascensor, nadar, las ratas y cucarachas, por ejemplo, en cambio en la fobia social el miedo se centra en SITUACIONES más complejas y sorprendentes, y además altera totalmente nuestra vida ya que nos vemos obligados a vivir en sociedad (a diferencia del miedo a las serpientes que puede ser inocuo si no nos toca trabajar en un zoo)



Todos solemos experimentar incertidumbre, ansiedad e inseguridad al conocer a personas nuevas, pero una vez roto el hielo, la mayoría logra convertir esos encuentros en una experiencia agradable.



En cambio las personas con fobia social experimentan un grado de ansiedad mucho más elevado en estas situaciones.



Puede ser tanto el grado de ansiedad o vergüenza que se produzcan señales físicas delatadoras (sudor, temblor muscular y de voz, rubor, etc.) que nos hacen más vulnerables e inseguros y la situación social, en vez de convertirse en un tiempo aceptable en algo agradable se transforma en algo cada vez más desagradable, con lo que nos desanima a pasar esos malos tragos y utilizar subterfugios de evitación y control de estas penosas situaciones.



El deseo que solemos tener todos de formar parte de los grupos sociales, ser valorados y apreciados se ve gravemente disminuido, con la consiguiente baja autoestima y complejo de inferioridad.



Elementos más importantes de la fobia social:



Preocupación por llegar a ser el centro de atención cada vez que nos encontramos con alguien.



Temor a propósito de que alguien nos mire y observe lo que estamos haciendo.



Temor a que nos presenten.



Temor a propósito de comer o beber en público



Dificultad para manejarse en comercios y relaciones administrativas



Terror a dirigirse a un público o grupo de amigos



Aversión a realizar llamadas telefónicas y realizar gestiones







Dificultad para confrontarse en el trabajo o hacer reclamaciones (incluso si se tiene la razón y el derecho de hacerlo)



Las fiestas y reuniones son una pesadilla y el comportamiento de la persona que tiene fobia social consiste en ponerse cerca de la puerta o encargarse de discretas tareas que le permitan huir de la situación.



Tendencia a rehuir espacios cerrados donde hay gente



Sensación de que todos nos miran y nos desvalorizan



Temor a que nuestras intervenciones parezcan ridículas, pobres o inadecuadas. Miedo a 'quedarnos en blanco'.



Algunas personas con fobia social tienden a beber alcohol para ganar así valor y desinhibición.



La fobia social puede ser algo que -a diferencia de la fobia a las serpientes- se nos haga presente cada vez que nos vemos obligados a ser el centro de atención, o si nuestra profesión implica estar expuestos a personas desconocidas con frecuencia (vendedores, actores, músicos, maestros, etc.)



También nos podemos ver obligados a hablar en público (en la escuela, reuniones de trabajo, amigos -cuando son un grupo grande-).



Algunas fobias sociales acentúan el miedo a tratar con el otro sexo a extremos que producen graves dificultades para conseguir pareja.



El miedo no es un estado emocional inmóvil, como un estado de tristeza o alegría. Se alimenta de:



Los estímulos temidos (estar en algún tipo de situación social que nos produce miedo)



La anticipación (imaginar las situaciones que podrían suceder y sentir el miedo 'como si' estuvieran sucediendo los acontecimientos temidos)



los mecanismos de evitación (aunque sea una paradoja el ALIVIO de subir por las escaleras AUMENTA el miedo a coger el ascensor de una persona con fobia al ascensor). Por lo tanto las conductas de 'precaución' como ponerse en un rincón, hablar poco, cruzar la acera, etc. hacen que sintamos MAS miedo la próxima vez.



Los pensamientos auto-críticos (del estilo "pareceré tonto/a", "debería hablar pero no se me ocurre nada". "estoy haciendo el ridículo", "parezco torpe", "me consideran inferior", etc.).



La falta de practica en expresión verbal (igual que la falta de ejercicio nos entumece) el expresarse DEMASIADO POCO, dificulta la facilidad y creatividad de comunicación.



El circulo vicioso que producen las experiencias negativas: como lo hemos pasado mal una vez tememos que la siguiente será igual o peor, con lo esta creencia hace de profecía que se auto-cumple y nos induce a estar más amedrentados e ansiosos la próxima vez, con lo que de nuevo alimentamos el temor para la siguiente ocasión.



La costumbre de 'repasar' y 'rumiar' lo sucedido: el no haber sido capaces de actuar con la soltura de los demás (el fóbico puede fijarse en la persona más popular y maravillosa para compararse con ella) nos genera desasosiego y ácida incomodidad personal, recordando cada uno de los pequeños detalles de impotencia y comportamiento penoso con la precisión de un latigazo, y de pronto aparecen iluminadas como por un foco las palabras y las cosas que DEBERÍAMOS haber dicho o hecho.



La propaganda negativa que hacemos sobre la imagen de nuestro Yo. A base de vernos torpes, inseguros, empobrecidos, poco interesantes, etc. un numero elevado de veces, entramos en la 'secta' de los 'no valgo nada', con lo que ya ni nos atrevemos a aspirar a las cosas sanas y bonitas que los demás nos parece que sí tienen derecho a tener (amor, admiración, amistad). Esto puede influir poderosamente en nuestras decisiones (aspiraciones laborales, proyectos, el tipo de pareja que nos parece adecuada, los derechos que creemos que nos merecemos, etc.) .



La angustia como aparición 'maldita' e 'intrusa'. Nos angustiamos por la posibilidad de sentir angustia y al percibir que nos estamos angustiando sólo por pensarlo sentimos que es una angustia incontrolable. La angustia se convierte por sí misma en el peor enemigo -más allá incluso de las situaciones que empezaron a provocar. Tenemos miedo de tener miedo, y que además ese miedo sea visible y nos delate como miedosos dignos de desprecio.



Síntomas físicos



Los síntomas de la ansiedad que aparecen en la persona que tiene fobia social cuando se expone a lo temido pueden llegar a ser el símbolo de 'lo peor' que le sucede:



Sequedad de boca (junto a la idea de que uno se 'atrabancará', tartamudeará, toserá, no podrá hablar, etc.)



Palpitaciones (el corazón parece correr demasiado deprisa o irregularmente y eso producir desmayos, ataques cardíacos, mareos, o algún tipo de colapso)



Temblores de manos, pies o voz que pueden ser rápidamente observados y delatarnos como 'inferiores' o 'penosos' o 'impresentables'.



Sudor (en las manos que luego puede que tengamos que presentar en un saludo; sudor corporal que traspasa la ropa y nos avergüenza haciendo nos aparecer como 'indeseables' o 'repugnantes')



Rubor (angustia + sentimientos intensos de vergüenza)



Falta de concentración (que nos haga olvidar datos que queríamos decir o desorganice el curso del pensamiento de modo que no sepamos de donde veníamos o a donde queríamos llegar)



¿Y la timidez?



La timidez es una forma atenuada de fobia social, y que habitualmente tenemos y disimulamos todos mejor o peor.



No sabemos si resultaremos competentes, valiosos o apreciables a los demás.



Muchas veces esto esta en agudo contraste con un ambiente familiar en el que hemos sido mimados y protegidos, aunque en otras ocasiones es todo lo contrario: un ambiente familiar autoritario y descalificador también produce futuros tímidos.



Nuestra forma de ser se hace en el ejercicio de relacionarse con los demás, es un resultado de ATREVERSE a ser delante de los demás, mezclándose y entrando en conflictos que uno aprende a ir solucionando sobre la marcha.



La persona tímida es cautelosa: no se arriesga a equivocarse, a ser rechazada o a resultar inadecuada, y como no practica no avanza, y espera que un día se levantará con la moral alta y resultará segura de sí misma por arte de gracia (y no pasando por los malos tragos y apuros que todos tenemos que traspasar para curarnos de complejos e inseguridades y para resultar hábiles amigos y relacione públicas).



Descubrir lo que somos realmente tiene algo de lanzarse al abismo de lo desconocido y explorar lo que resulta de ello, y esta es la forma mejor de superar la timidez.



Palabra a palabra obligarnos a nosotros mismos a enseñar LO QUE PENSAMOS pero también -y sobre todo- LO QUE SENTIMOS (como cuando decimos 'me moleta el humo que me hechas a la cara' o 'me gustaría que tomáramos el sábado un café juntos', o 'este fin de semana me apetece ir de excursión con unos amigos que hace tiempo que no veo').



A menudo superar la timidez es una cuestión de número de palabras (cambiar el 'si', 'no', 'tal vez' por frases de cinco minutos).



Dejarse ir hacia una frase que va a ser muy larga es como confiar en tu propio cerebro, en su auto-estimularse, refrescarse y entusiasmarse por una tarea intelectual (en el fondo le encanta, es lo suyo).



La persona tímida tiende a creer que no tiene mucho VALOR, o CAPACIDAD, pero la realidad no es exactamente esa (mucho grandes tímidos han sido perfectamente grande genios científicos o escritores) sino que UNO MISMO/A SE PONE ENCIMA UN PEDRUSCO, inhibiéndose con pensamientos de mal agüero tales como 'lo mio no tiene importancia' 'mis cosas aburren' 'mi interés no coincide con el de los demás' 'podría ofender, aburrir o molestar a alguien' o lindezas parecidas.



Este AUTO-SABOTAJE equivale a que estuviéramos pensando 'seguramente no caminaré recto y estéticamente, pareceré torpe y tropezaré' y como fruto de esta hipótesis tan poco constructiva REALMENTE hasta consiguiéramos andar mal y tropezar.



Nos cuesta encontrar un lugar en el mundo, EL NUESTRO, y en vez de ello caemos en el error de pretender ser OTROS.



Sería buena cosa rebelarnos de una vez por todas y determinarnos a ser espontáneos, aceptando luego con resignación el número amigos y enemigos que ello produzca (por lo menos seríamos felices NOSOTROS y NUESTROS amigos, y nuestra alegría decoraría como un adorno navideño el paisaje de los demás).



¿Un ataque de pánico de regalo?



El nivel de ansiedad puede subir a un punto crítico por encima del cual se produce un 'ataque de pánico' durante unos minutos en los que la persona le parece que pierde el mundo de vista, el equilibrio, o que pudiera enloquecer o estar muriendo de forma repentina.



Los mismos pensamientos de estar 'pillado' 'atrapado' y padeciendo algo 'horrible' actúa de incentivador y mantenedor del ataque. Las complicaciones de los ataques de pánico pueden ser que la persona desarrolle 'agorafobia' o miedo a tener ataques de pánico en situaciones donde ya se han producido o que parezcan una 'encerrona' (un espacio demasiado cerrado, demasiado abierto, demasiados estímulos o gente, estamos lejos o en una situación en la que haríamos un mal papel huyendo).



Algunas personas caen en el alcoholismo o en el consumo de hachis o cocaína o abusando de los tranquilizantes recetados por el médico como una forma de 'capear' estas dificultades sin resolverlas del modo adecuado.



¿Cómo afecta nuestras vidas la fobia social?



Nos empobrece reduciendo a la mitad nuestra vida social, nuestras posibilidades de ocio y progreso profesional.



La frustración que todo ello implica puede reflejarse indirectamente en forma de desánimo general (a veces es causa de caer en un depresión tras un larga etapa vital de sufrimiento) e irritación descontrolada con el circulo familiar íntimo.



Las relaciones que exigen iniciativa, sostén y aportación por nuestra parte se pueden llegar a ver gravemente resentidas y romperse.



Elimina aquellos oportunidades que suelen provenir de la actividad social (hacer amigos en el colegio o en el trabajo, participar en las equipos, promocionarse en el trabajo, etc.) . Puede ocurrirle a un fóbico social que rechace un buen trabajo solamente por el miedo que tiene a las nuevas responsabilidades, especialmente si tiene que tratar con muchas personas y hacer reuniones.



¿Soy un bicho raro?



De 1-2 por mil de los hombre y 2-3 por mil de las mujeres padecen fobia social. Es una dificultad que se conoce bien, tanto el porqué se produce como el modo en el que puede tratarse.



¿Tiene solución?



No es imposible adquirir estas dos capacidad que resolverían el problema:



las habilidades expresivas, sociales y de trato que no hayamos podido adquirir en el curso de nuestro aprendizaje por razones de modelos familiares imperfectos, inadecuada intervención escolar o por las dificultades emocionales que hayan interferido.



La habilidad de controlar el miedo irracional mediante distintas estrategias de enfrentamiento, control emocional e información psicoterapéutica especializada.



Una ayuda farmacológica puede ser aceptable como un medio de atemperar las dificultades iniciales, especialmente si el nivel de ansiedad produce severos síntomas incapacitantes como intensas taquicardias o ataques de pánico, insomnio y depresión.



¿Puedo solucionarlo por mí mismo/a?



Algunas lecturas de libros de autoayuda que tratan las fobias de una forma sencilla nos pertrecharán con una mayor comprensión del problema.



La práctica de la relajación, yoga, y/o ejercicio para bajar el nivel general de ansiedad.



Ejercicios prácticos de expresión:



lectura en voz alta del periódico utilizando un tono de voz alto y que tenga contenido emocional;



grabar un pequeño ejercicio de unos 10 minutos (5 veces a la semana) en el que contemos como si estuviéramos delante de un grupo de personas un asunto que hemos leído, visto en televisión, escuchado en la radio o hemos oído o pensado. El tema ha de ser diferente cada vez. Contra más exagerado es el tono expresando disgusto, placer, admiración, guasa, etc. más efectivo es el ejercicio. No olvidar al final añadir nuestra opinión sobre el asunto. Procurar conforme pasa el tiempo aumentar la longitud de las frases.



Preparar el terreno hablando en primer lugar en las situaciones mas fáciles (familiares de confianza, vecinos, compañeros de trabajo) introduciendo elementos que impliquen humor, comentarios personales y opiniones atrevidas.



Procurar adquirir compromisos tales como acudir a las reuniones de vecinos, religiosas o de trabajo, eventos sociales, etc. aunque nuestro papel al principio fuera modesto, pero logrando al menos familiarizarnos más con la situación grupal.



Hacernos un plan de EXPOSICIÓN gradual a las distintas situaciones sociales que nos agobian intentando hacer progresos pequeños pero continuados.



Suprimir las conductas anticipatorias que tanta ansiedad inducen al adelantar con los ojos de la imaginación mil situaciones agobiantes, humillantes y desagradables. Es mucho mejor no pensar y si tuviéramos que pasar por una situación temida, por ejemplo una boda, no sufrir hasta el momento en el que comience el banquete (y a ser posible tampoco en medio).



Tampoco conviene hurgar en la herida más de la cuenta, haciendo agoreras y cínicas disquisiciones de nuestro papel en el mundo. Es mejor concentrarse más en progresar que en criticarse a uno mismo.



Conviene facilitar el aproximamiento a los distintos ambientes estando al menos al día de las inquietudes y afanes por las que los humanos nos unimos en amistad (preocupaciones sociales, conocer la música actual, el deporte o las modas, procurando si cabe estar en un buen nivel como para poder más adelante tener algo que aportar).



Preocuparse por saber lo que la mayoría sabe (por ejemplo saber hacer una barbacoa, bailar, conocer los procedimientos administrativos, desenvolverse en un restaurante, etc.)



Disponer también de una personalidad propia (unos gustos, unas ideas conocidas, unas intereses, etc.) que pueda hacer atrayente y productiva nuestra incorporación en los grupos.



En los momentos de hablar en público no estar mirando con lupa nuestras sensaciones físicas perturbadoras sino los ojos de los interlocutores, y mirándolos comenzar a hablar LENTO y DETALLADO en vez de rápido y comprimido tal como el "salir rápido" del apuro nos pediría.



Hacer maniobras de preferencia, tales como sentarnos en el sitio de la mesa que más nos gusta y al lado de la persona que nos cae mejor o en el medio (en vez de sentarnos en el rincón más alejado y junto a la persona que menos nos gusta).



Si notamos que la voz nos tiembla, en vez de ultimar proseguir hasta que el efecto desaparezca, haciendo que el temblor inicial quede olvidado por un final aceptable o por la simple voluntad de expresarse.



No exigirse a uno mismo el imperativo más bien contraproducente de pretender ser inteligentes para los demás sino que en vez de RENDIR debemos cambiar la misión a PARTICIPAR.



Algunos fóbicos sociales han utilizado técnicas de INUNDACIÓN como aceptar un trabajo de cara al público, o presentarse voluntarios en una asociación para obligarse así a 'pasar por el tubo' y superar los problemas de una vez. Este método de 'sacar la muela a mano' no funciona siempre y puede ser una apuesta que sobrepase muestras verdaderas fuerzas.



Si nos sentimos preparados por haber avanzado en los puntos anteriores nos podemos atrever a llevar a cabo alguna actividad mas eficaz tal como apuntarnos a una asociación, un curso de expresión corporal, un taller de habilidades sociales (en el que mediante juegos didácticos, simulación de situaciones y ensayo de nuevos comportamientos, y en un ambiente de personas con similares dificultades a las nuestras podemos quemar etapas) o aceptar un trabajo que sabemos que nos pondrá a prueba.



Sería algo bueno de cara a superar los miedos el reflexionar más allá de lo mal que nos sentimos lo que hay de realidad en los supuestos peligros (miedo al rechazo, a que no nos valoren o a no resultar interesantes y dignos de amor que posiblemente provienen de algunos factores educativos mal aprendidos -o enseñados cabría decir-.



¿Y si no puedo?



Es el momento de acudir a un profesional. Existen distintas psicoterapias exitosas contra la fobia social, siendo un problema clínico relativamente sencillo de solucionar comparado con otros trastornos mentales mayores.



A veces la verdadera dificultad es el orgullo o la cicatería lo que nos impide reconocer que tenemos un grave problema y acudir a un profesional competente.



Fuente:http://www.cop.es/colegiados/A-00512/timidez.html



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19:57

Nuevas clasificaciones en ansiedad y fobia social. Publicado por ansiedad social
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Biomedicina y Salud. Fuente: http://www.plataformasinc.es/index.php/esl/Noticias/Una-nueva-clasificacion-propone-cuatro-tipos-de-fobia-social-entre-los-adolescentes (Servicio de Informacion y NOticias Cientificas)





Psiquiatría



El trabajo aparece publicado en el ‘Journal of Anxiety Disorders’









Una nueva clasificación propone cuatro tipos de fobia social entre los adolescentes







Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Elche y la Universidad de Murcia presenta una clasificación inédita de los subtipos de fobia social que se dan en la adolescencia. Hasta ahora, existía cierto consenso sobre la existencia de dos subtipos de este trastorno: la fobia social generalizada y la no generalizada.





La fobia social, también conocida como ‘trastorno de ansiedad social’, se caracteriza por un miedo y ansiedad acusados y persistentes que interfieren de forma importante en la vida de la población que la padece.







Según los expertos, las personas con este trastorno comprenden que sus sensaciones son irracionales. Sin embargo, “sufren una respuesta de ansiedad (que puede alcanzar la intensidad de un auténtico ataque de pánico) y la presencia de conductas de evitación, escape y seguridad (como no mirar a los ojos de los interlocutores o mostrarse poco participativo) ante las situaciones sociales”, explican José Antonio Piqueras y José Olivares, los dos investigadores principales del trabajo.

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